EEUU se despide con victoria en tope amistoso

Café Fuerte 10/07/2012 07:58

Erisbel Arruebarruena saca out en segunda a Johnny Field. Foto: ismael Francisco

Por Eric Reynoso

El equipo universitario de Estados Unidos se despidió este lunes con una cerrada victoria de 5×4 frente a Cuba en el partido final del primer tope amistoso de béisbol celebrado entre ambos países desde 1996.

Los 10,632 aficonados que asistieron anoche al estadio Latinoamericano de La Habana vieron repetirse la misma película de días anteriores: un juego decidido por una carrera en las postrimerías de las acciones, con un conjunto estadounidense dispuesto a disputarse el triunfo de tú a tú con la élite de la pelota cubana.

Aunque la serie se inclinó 3-2 a favor de Cuba, los mozalbetes estadounidenses se van con la frente muy en alto y le dejan varias interrogantes sobre la mesa a la comisión técnica encargada de preparar una selección cubana para el III Clásico Mundial del 2013.

Mucho por andar

La primera evidencia que aflora tras esta serie de cinco partidos es que -al menos en este momento- a pelota cubana no tiene mucho que ir a buscar en un enfrentamiento los equipos profesionales de alto nivel. Y no se trata solo de la retórica de que hay que mejorar el pitcheo o el bateo, sino de algo más importante que no se gana en pocos meses: reinsertarse en la modernidad del béisbol, con un pensamiento táctico que amerita fogueo y dedicación.

Para el último juego, Víctor Mesa le dio la pelota al diestro industrialista Odrisamer Despaigne, que en 2.2 innings toleró dos carreras limpias, ambas anotadas con dos outs en el tercer capítulo, cuando le ligaron tres sencillos con dos bases bolas para decretar su expulsión.

Cuba, que arrancó delante en el segundo por jonronazo de Alfredo Despaigne por el jardín izquierdo, retomó la punta en el quinto, cuando le combinaron cuatro indiscutibles al abridor Carlos Rodon. No estuvo del todo mal Rodon, quien venía precedido de espectaculares elogios y distinciones, pero soportó ocho hits y si no hubo más fue porque faltó la chispa impulsadora a la hora buena (Cuba dejó ocho hombres en las bases).

Para ser sincero, a mí el lanzador estadounidense que más me impresionó fue Jonathan Crawford, un supersónico que tiene dominio del pitcheo y que a la postre fue el ganador de los dos juegos de EEUU.

Jóvenes con mucho nivel

El desastre cubano sobrevino en el octavo capítulo, cuando con un solo hit los norteamericanos fabricaron tres carreras y decidieron el partido, aprovechando el descontrol de los relevistas cubanos, con tres deadballs y una base por bolas.

En el octavo los cubanos descontaron una, pero faltó el batazo -esta vez no pudo William Luis- con hombres en primera y tercera. Hubo una amenaza final en el noveno por boleto a Raúl Reyes sin outs, pero el cerrador Bobby Wahl metió el brazo y ponchó a Rusney Castillo y Guillermo Heredia, y obligó a Yulieski Gourriel a una rolata por el campo corto.

Por Cuba hay que hacer mención al despertar de Frederich Cepeda, que anoche conectó de 4-3 y bateo lo que quiso durante la serie.

El punto flaco fue el pitcheo, con 23 carreras limpias permitidas y 21 bases por bolas en 45 innings de actuación.

Antes de terminar el tope, Jorge Fuentes, jefe del colectivo técnico cubano, elogió a los estadounidenses como “un elenco joven, pero de mucho nivel”. Confío en que el reconocimiento por la demostración de los visitantes no limite el análisis que ameritan los resultados de esta serie para la pelota cubana.