Final de la pelota cubana: las campanas doblan por Industriales

Imaginacion popular desbordada entre los partidarios de Ciego de Avila.

Imaginacion popular desbordada entre los partidarios de Ciego de Avila

Por Eric Reynoso

Pues no hay mucho más que decir, solo esperar un milagro para las huestes de Industriales. De lo contrario, el primer título de campeón para Ciego de Avila en la historia de la pelota cubana es una cuestión de horas.

Los Azules de Vargas quedaron el domingo ante la tarea del indio con manos amarradas: ganar los tres juegos restantes de la finalísima, uno de ellos el partido de este lunes en el “José Ramón Cepero”. Y por muy soñadores que puedan ser los partidarios de la escuadra capitalina, la realidad parece decirnos que el banderín huele demasiado fuerte a piña.

El juego del domingo confirmó las sospechas que adelanté en el comentario anterior. Por mucho golpe sicológico que los Azules hayan propinado en el tercer partido de la subserie, cuando remontaron desventaja de dos en el noveno y ganaron en el décimo, la verdad es que sin pitcheo abridor y peores relevistas no se puede aspirar a hazañas. Y así mismo se les escurrió el posible empate de la subserie.

Frank Montieth abrió por Industriales con 16 días de descanso y el primer bateador, Raúl González, le puso rápidamente tono al partido con un jonronazo por el jardín izquierdo. Sería solo el primero estacazo de los tres que recibió antes de marcharse a las duchas en el quinto. También se la sacaron Rusney Castillo (en el tercero) e Isaac Martínez (en el cuarto). En todos los innings estuvo complicado, aunque valga decir que cuando se marchó del box el juego no estaba perdido ni nada por el estilo y la ventaja de los Tigres era de solo una carrera.

Lo que nadie entendió fue la decisión de Vargas de no traer en un partido clave a sus principales cartas relevistas, Antonio Romero o Pavel Pino, ambos disponibles para la ocasión.

El resultado fue la debacle que sobrevendría en el sexto y séptimo capítulos. Los Tigres le fueron con todo a los apagafuegos de tercera que puso Vargas y fabricaron racimo decisivo de cuatro en el inning de la suerte, que incluyó el segundo jonrón de la tarde para Rusney Castillo. Los locales marcaron otra, por si caso, en el octavo para poner el marcador definitivo de 10 x 2.

De lo demás se encargó el derecho Osmar Carrero, quien tiró tal vez el mejor juego de su carrera. El hijo de Omar no permitió libertades a los azules en las ocho entradas que lanzó y supo espaciar los ocho hits que toleró para no meterse en complicaciones mayores.

  C H E
IND 020 000 000 2 8 0
CAV 101 102 41x 10 16 0

G: Osmar Carrero (11-9) P: Frank Montieth (8-5)

Hoy los Tigres mandarán al box a Yander Guevara, que ha lanzado muy bien en postemporada. Los Azules no han anunciado su selección pero si yo fuera Vargas me la jugaría con Antonio Romero, nunca con Ian Rendón.

De todas formas, presumo que el café del triunfo avileño está ya colado. Los Tigres se le han montado esta vez a los Leones. Es cuestión de tiempo. La historia está también contra los Azules, pues ningún equipo con desventaja de 3-1 ha podido coronarse en los play off cubanos.

Ciego de Avila realmente merece el triunfo porque ha jugado mejor, ha demostrado ser mejor equipo en conjunto y ha evidenciado su garra felina en los momentos decisivos. Se lo ha ganado también Roger Machado, que ha sido un mánager tenaz y habilidoso, exigente con sus muchachos y comprometido en sus decisiones.

Y se lo merece Ciego de Avila, una región con tremenda tradición beisbolera y excepcionales jugadores desde la época republicana y las ligas azucareras, y que hasta ahora no había podido acariciar un trofeo en la historia de la pelota criolla. Recuerdo en este minuto a mi padre, pegado a un radiecito de pilas, oyendo la pelota de Ciego de Avila, donde las emisoras locales transmitían los juegos del campeonato de base de primera categoría, que se llenaban de público cuando en otras provincias ni siquiera merecían la atención de los burócratas del INDER.

Estoy seguro que Tany Pérez, el único avileño en el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas, lo va a disfrutar también cuando se lo digan. Porque el terruño siempre llama.

Box score del cuarto juego aquí

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