Pelota en dólares: ¿Una perestroika en el béisbol cubano?

Michel Enríquez firma en Nueva Gerona el libro de condolencias por la muerte del pastor Lucius Walker en el 2010. Ahora firmó con los Piratas de Campeche en México.

Michel Enríquez firma en Nueva Gerona el libro de condolencias por la muerte del pastor Lucius Walker en el 2010. Ahora firmó con los Piratas de Campeche en México.

Por Alberto Aguila

Como si todo fuera borrón y cuenta nueva en la trajinada historia nacional, las autoridades cubanas a firmaron de un plumazo el armisticio ante el béisbol profesional  después de una pugna de 50 años para imponerle a su afición la pelota amateur centralizada y diseñada desde el poder político.

Fue en un discurso de 1961, en una de sus interminables catilinarias, que Fidel Castro pronunció frases que le sirvieron por años para reafirmar el derrumbe del deporte pagado y que la prensa repitió hasta el cansancio, sin el más mínimo cuestionamiento: “No más deporte profesional, no más béisbol rentado, no más esa lacra mercantilista…”

Pero ahora no ha habido una sola letra impresa en la prensa oficial en Cuba para explicar el porqué del “Donde dije digo, digo Diego” que ahora nos planta ante los ojos la Federación Cubana de Béisbol (FCB), como si el cambiazo se tratara de una nueva modalidad de cuentapropismo.

La noticia de que Cuba regresa a la Serie del Caribe, con su participación en la edición del 2014, y la inclusión del pelotero Michel Enríquez como el primer amateur activo de las Series Nacionales que se incluye en un equipo de la Liga Mexicana, ha originado infinidad de comentarios entre la afición cubana y los seguidores de la pelota alrededor del mundo.

Debut del Hombre Nuevo

A Enríquez, que ya debutó con los Piratas de Campeche el pasado 14 de junio (¿en homenaje al Che Guevara y su Hombre Nuevo?), se han sumado los nombres de los toleteros granmenses Alfredo Despaigne y Yordamis Samón, quienes ya viajaron a México para empezar sus andadas en la Liga Mexicana, también con los Piratas de Campeche.

Al parecer, unos 20 los peloteros jugarán en ligas profesionales este verano, incluyendo las del Lejano Oriente (Japón, Corea del Sur y Taipei de China), aunque oficialmente no han trascendido los nombres por boca de Higinio Vélez. Tras chocar por unos meses en la “pelota rentada”, los jugadores cubanos deberán incorporarse -ya con unos dólares en mano- a los equipos de sus respectivas provincias para la 53 Serie Nacional.

Durante mucho tiempo se persiguió por inmorales a los scouts que firmaban peloteros cubanos con aspiraciones a jugar la pelota profesional. Pero ahora, visto el hecho, son las autoridades las que se han erigidos en “agentes” de peloteros (siempre hubo otros agentes en las delegaciones y “atendiendo” el INDER, pero esta nueva agentura sí que es sorprendente) para el fichaje de Enríquez, Despaigne, Samón y los que seguirán tras sus pasos, de vuelta a la pelota que paga.

La entidad para los nuevos tiempos se llama Cubadeportes y con sus ejecutivos es recomendable no hablar de pesos cubanos (CUP).

Fotos y perorata

Al romperse la “cortina de bagazo”, al parecer nadie quiere recordar cierta visualidad del pasado y no debemos de extrañar que en oficinas de instalaciones deportivas se apresuren a echar abajo fotos y afiches de aquella jornada sublime del Pelotero en Jefe, bate en mano, con la perorata debajo.

En última instancia, ya los intereses del destructor de la Liga Profesional Cubana están lejos de los bates, las pelotas y los estadios, y se han volcado hacia la moringa.

Llama la atención de que el primer jugador designado para “romper la barrera” haya sido Enríquez, un buen pelotero, pero no una superestrella. Con 34 años e infinidad de torneos internacionales, el pinero no deseaba jugar el beisbol rentado, según lo expresó en una entrevista relativamente reciente. Sin embargo, en poco tiempo cambió su forma de pensar y de mirar al mundo, comprendió la importancia de un CUC en esta nueva batalla de las ideas, y se adaptó al rumbo inevitable de la transformación con la misma velocidad con que pudiera robar bases.

Así se desprende de la entrevista que publicó el sitio oficial CubaPeriodistas, el 11 de marzo del 2009, y del comentario de Reynaldo Taladrid (que pronostica ahora de béisbol como lo ha hecho de la política internacional y de las elecciones norteamericanas), aparecido el 16 de diciembre de ese mismo año en Cubadebate bajo el título de “El rompecabezas”. En ese artículo Taladrid nos recuerda cómo fue que Teófilo Stevenson y Félix Savón, en boxeo, y Michel Enríquez, en béisbol, rechazaron ofertas para competir en el “odiado y mercantilista” deporte profesional.

La careta de los infames

“A Michel Enríquez en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, le ofrecieron un contrato garantizado, para jugar la tercera base en uno de los más poderosos equipos de Grandes Ligas en los Estados Unidos, y Michel dijo rotundamente que NO…”, se jactaba entonces Taladrid con la certeza de un comisario de los viejos tiempos soviéticos.

También hace cuatro años, cuando los batazos de los cubanos “traidores” en Ligas Mayores comenzaron a salpicar la careta de los irreductibles defensores de la pureza revolucionaria, un reconocido alabardero oficialista como Juan Marrero hablaba en estos términos de la pelota profesional anterior a 1959: “ Era una liga profesional donde los atletas no eran más que mercancías, a los que cambiaban de equipos o se vendían por pesos como se hacía con los negros esclavos en la época de la colonia española”.

Pues bien, el “esclavo” -no ya de los españoles, sino de la casta del INDER- Yasiel Puig se emancipó de las cadenas con un jugoso contrato de $42 millones de dólares y otro ‘cimarrón” como Yoenis Céspedes anda con un convernio de $36 millones en Grandes Ligas. Y Aroldis Chapman, otro de los “siervos” con que fabula el viejo periodista de Granma anda emulando con las hazañas de Luis Tiant, Orestes Miñoso y Tony Oliva, con un contrato de $30 millones.

¿Cuánto aceptó ahora Cubadeportes -dígase el gobierno cubano- para “vender” la participación de Michel Enríquez a los Piratas de Campeche. Aunque no se han divulgado cifras de la transacción, asumo casi seguramente que no será por más de 10 mil dólares, el techo mayor de los jugadores de buen nivel en la pelota mexicana y mil veces menor de lo que habría conseguido con el contrato rechazado en el 2003, tan elogiado por el capataz Taladrid.

Desde el banco del poder

Cabe preguntar también cuál será el monto del robo (me gustaría llamarlo dividendo, pero tengo respeto por mis lectores) perpetrado contra Enríquez por el gobierno cubano. ¿Habrá tenido el pelotero la última palabra de la negociación de la que era objeto o se trata de una movida financiera y publicitaria para los tiempos que corren en la pelota cubana, con Antonio Castro bandera y escudo en mano?

La intervención del equipo Villa Clara, campeón nacional, en la próxima Serie del Caribe y la llegada de Enríquez, Despaigne y Samón a tierras mexicanas, son curitas de mercuro cromo para la pelota cubana. Son pasos de perestroika para una esfera que necesita sacudirse completamente de las viejas estructuras, tanto como mismo necesita el país sacar del mando a los abuelos totalitarios, que nos hicieron el cuento de la buena pipa y quieren ahora hacerse pasar como motores de la renovación que se les viene irremediablemente encima. Porque tras este paso, no hay vuelta atrás, ni podrá hablarse más de “béisbol socialista” a menos que no sea para hacer el ridículo.

Si hubiera un poco de decencia y visión de futuro, lo correcto sería desarrollar un torneo profesional en Cuba con seis equipos en los meses invernales, paralelo a los que celebran los demás competidores, mientras que la Serie Nacional, a partir de marzo, sería la cantera donde los conjuntos profesionales adquiriesen a los atletas de mejores resultados.

Pero eso tendrían que decidirlo entre el curveador Raúl Castro, el taponero Miguel Díaz Canel y el segunda base José Ramón Machado Ventura en la próxima reunión del Consejo de Ministros, consultado también el jardinero Marino Murillo. Todos ellos que tanto aman y saben de pelota por haberla jugado desde el banco del poder.

Actualización: El 27 de junio, el diario Granma anunció el retorno de Cuba a la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), oficializado el 11 de junio. La información no fue titular ni objeto de una noticia, sino que apareció en un párrafo como “dato adicional” a un reporte sobre la premiación y gala artística en homenaje al equipo Viclla Clara, campeón nacional, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de La Habana. Cosas de la prensa oficial y del diario “que nunca miente”.

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