Peloteros en familia: otro Gourriel toca a las puertas

Peloteros en familia: otro Gourriel toca a las puertasA  muchos nos sorprendió la noticia de la incorporación de Lourdes Yunielki, el benjamín de la familia Gourriel, al equipo espirituano de la 50 Serie Nacional.

En el conjunto están también sus hermanos Yunieski (jardinero) y Yulieski (jugador de cuadro), bajo la dirección del padre, Lourdes Gourriel, un destacado toletero de grandes momentos que se retiró en la década de los 90.

Lourdes Gourriel se convierte así en el primer mentor de Series Nacionales que logra tener bajo su mando a  descendientes, en este caso a sus tres hijos. Aunque no es la primera vez que sucede en la historia de los peloteros cubanos.

Lourdes Yunielki, el muchacho de 17 años y que pertenece a la categoría juvenil, no tuvo suerte en su debut ante el equipo de Pinar del Río en el estadio “José Antonio Huelga”, el pasado 10 de diciembre. Consumió sus dos primeros turnos bateando para doble play en ambas ocasiones, pero quién sabe hasta donde llegará con semejante estirpe.

Quizas la felicidad embargó al padre durante el transcurso de ese juego, que Sancti Spíritus perdió con Pinar del Rio 7-1, pero  probablemente después de recoger los bates se haya sentido un poco frustado, con sentimientos agridulces. En ese partido, además del mal comienzo del debutante, Yulieski, la “joya del trío”, cometió un par de errores en la tercera base; y Yunieski, el jardinero central, bateó de 1-0.

El más alto de la familia

Los Gallos espirituanos, que han quedado un poco desplumandos en este comienzos de temporada, le ganaron días después a los Metropolitanos 11-2 con el primer jonrón de Lourdes Yunielki. Fue el 24 de diciembre y lo conectó de emergente en el noveno capítulo, apuntándose su primer hit en series nacionales.

El joven Gourriel es el más alto de la familia con 6.3 de estatura, y alterna en la segunda base y el campo corto. Actualmente tiene nueve juegos jugados, 11 veces al bate dos hits y average de 182 en lo que va de serie. Hasta ahora sólo ha hecho sustituciones.

No es la primera vez que un familión completo aparece en  un evento deportivo de envergadura en Cuba. Existe el antecedente de varios hermanos como fueron Wilfredo, Fernando, Armando, Arturo y Felipe Sánchez, oriundos de Jovellanos, Matanzas.

También lo hicieron Víctor y Pablo Bejerano y su primo Santiago Valerio, quienes  militaron por mucho tiempo con los equipos de Granma. Hay que recordar asimismo a los Pérez de Isla de la Juventud: Pedro y Pablo (jimaguas), ambos jardineros, y después el lanzador Felipe.

Y hace pocos años el jardinero Amado Zamora llegó a jugar con su hijo del mismo nombre en las filas de Villaclara.

En la década del 40 un equipo del pueblo de Regla, en La Habana, mostró en sus filas a los Suárez, Antonio (Lindo), Orlando (Tango) y Fello, que jugaron un béisbol de altura.

La hazaña de los Miñoso

No obstante, existió otra hazaña que involucró a un par de cubanos y que ocurrió en México, pero que la prensa oficialista nunca dejó se conociera. Después de una larga y brillante carrera en Grandes Ligas, el gran Orestes Miñoso, con más de 50 años, estuvo en la Liga Mexicana como mánager y jugador al lado de su hijo Orestes Jr.

En 1976, el orgullo matancero dirigió al equipo de Puerto Vallarta y en uno de los juegos de playoffs de esa temporada, padre e hijo alinearon como tercero y cuarto bateadores del equipo. Hubo allí un sensacional momento para la historia cuando el junior pegó un formidable jonrón y a continuacion el padre también desapareció la bola por encima de las cercas para el disfrute a plenitud  de los asistentes al partido.

El béisbol de Grandes Ligas, también ha tenido coincidencias familiares, con abuelos, hijos y nietos en diferentes temporadas. Una de las extraodinarias curiosidades ocurrió en septiembre de 1963, cuando los Gigantes de San Francisco utilizaron en un mismo desafío a  los jardineros Felipe, Jesús y Mateo Alou, un trio de dominicanos de rica trayectoria en la pelota.

Ahora mismo están en la gran carpa los tres hermanos Molina de Puerto Rico: Bengie juega con los Rangers de Texas, José con los Azulejos de Toronto y Yadier con los Cardenales de San Luis. Todos son receptores.

Pero la “tapa al pomo” en Ligas Mayores correpondió al dúo de los Ken Griffey, quienes jugaron juntos con Marineros de Seattle, en 1989 y 1990. El “viejo”, con 40 años y en gran forma, y su hijo, de 20, se encontraron como jardineros izquierdo y central, respectivamente, en infinidad de ocasiones.

Lo hasta entonces inimaginable sucedió el 14 de septiembre de 1990, cuando el muchacho Griffey, que ya era el tercer hombre en el line-up, bateo un jonrón y a seguidas vino su padre para despachar otro, en una página brillante que costará mucho tiempo en repetirse.

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