Urbano González, el pelotero del tacto envidiable

Urbano González, una leyenda del beisbol cubano.

Urbano González, una leyenda del beisbol cubano.

Por Rafael Rofes Pérez

Mencionar el nombre de Urbano González Basanta, otra de las estrellas del béisbol cubano, quien este 25 de mayo arriba a su 73 cumpleaños, nos conduce irremediablemente a recordar a aquel antesalista e intermedista de los equipos Occidentales e Industriales de nuestras primeras Series Nacionales.

Dueño de un tacto envidiable, Urbano recibió solamente 67 ponches en dos mil 864 turnos oficiales al plato, con una frecuencia de uno cada 42.75 veces al bate, insuperable por el resto de los peloteros de la isla.

Tuve la dicha de entrevistarlo en el estadio Latinoamericano de la capital cubana en el año 2005. Fue una amena plática en la contó detalles interesantes de su carrera en 13 series nacionales, con destaque para su impresionante “vista de águila”, esa que le posibilitó no poncharse en 190 turnos, otra hazaña bien difícil de vencer.

 “Desde que comencé a jugar pelota cuando niño en el campo, en la finca Aguirre, perteneciente al municipio habanero de Jaruco -confesó-, me acostumbré a conectar siempre por el medio del terreno. Mi padre me obligaba a practicar el bateo y dirigir la pelota entre la separación de dos casas, y si lo hacía mal, tenía que repetir la sesión. Eso creo me ayudó muchísimo a tener buen tacto”.

Por sus condiciones naturales, con destaque para su excelente vista, debutó a los 16 años con el equipo de Catalina de Güines de la Unión Atlética Amateur. Posteriormente se desempeñó en la Liga de Pedro Betancourt, y en 1959 conformó la novena cubana a los III Juegos Panamericanos de Chicago, con sólo 19 años.

El temido bateador volvió a rememorar el pasado y mencionó el nombre del tirador zurdo Ciprián Padrón: “No sé qué tenía, se me hacía muy difícil. De los 67 ponches que me dieron, él tuvo unos cuantos en su haber. Sin embargo, a Manuel Alarcón, quien fue un gran amigo y un pítcher de primerísimo nivel, siempre le adivinaba los lanzamientos. Me decía, Urbano el increíble, pues nunca me pudo ponchar”.

Acerca de los camareros que han pasado por nuestros clásicos, tuvo frases de elogio para el ex integrante de Industriales, Rey Vicente Anglada: “Jugaba todo el cuadro. No cabía en la base”. También señaló al pinareño Alfonso Urquiola, al matancero Félix Isasi y al guantanamero Andrés Telemaco, mientras entre los defensores de la esquina caliente aludió a dos nombres: Pedro José Rodríguez y Omar Linares.

Admirador de Pacheco y Roberto Clemente

Lo miro un tanto sorprendido y le pregunto: ¿Ningún otro? Inmediatamente sonrió y afirmó: “¡Cómo no! Te dejé para el final al segunda base y capitán de capitanes Antonio Pacheco, a quien considero el jugador más completo de la pelota posterior a 1959. Le daba a la bola por dondequiera, tenía un sistema de bateo asombroso y era un cerrojo a la defensa. Fue bien grande entre los grandes”.
 
Urbano, quien sintió satisfacción por haber podido compartir el terreno de juego junto a otras luminarias como Pedro Chávez, Jorge Trigoura, Ricardo Lazo y Tony González, sostuvo, como muchos otros, que el pitcheo de su época era más fuerte, más profundo: “Los lanzadores pensaban más, ahora se ve a menudo cómo con dos strikes sin bolas vienen por el medio, había menos equipos, la calidad estaba más repartida… Eso es elemental”.

Afirmó haber sido igualmente un gran admirador del jardinero puertorriqueño Roberto Clemente: “Con sólo verlo caminar uno se daba cuenta que era un señor pelotero, un fenómeno… Su muerte me impresionó y dolió mucho, pero aún lo recuerdo por su grandeza deportiva”.

Tampoco olvidó al gran árbitro Amado Maestri: “Él me tenía cariño, me decía que yo era su hijo, y hasta jaraneaba conmigo. Le sabía un mundo a la pelota y al arbitraje, y tenía una gran personalidad. Para mí ha sido el mejor”.

Este zurdo de oro, quien considera que para llegar a ser un buen pelotero se necesita ser sacrificado, disciplinado y tratar de comprender a la afición en todo momento, se sintió realizado como atleta, “porque lo di todo en el terreno, pude representar dignamente a Cuba en varios eventos de envergadura: Centroamericanos, Panamericanos y Mundiales y porque aún siento el cariño del pueblo, de los aficionados, en todas partes”.

NUMERITOS DE INTERÉS EN SU CARRERA DEPORTIVA

  • Participó en 13 Series Nacionales. En 2 mil 864 comparecencias al bate, pegó 792 hits, anotó 313 carreras, dio 97 dobles, 18 triples, 18 jonrones, slugging de 342, y average de 277. Robó 14 bases, impulsó 320 carreras, recibió 244 bases por bolas, de ellas 54 intencionales, 41 “desbol” y se ponchó 67 veces.
  • Actuó en 754 choques, jugó 6 mil 264,1 entradas, realizó 1 348 outs, 1 876 asistencias, cometió 158 errores en un total de 3 mil 382 lances, para un average defensivo de 953.

Liderazgos en Series Nacionales

  • Líder de los bateadores en la IV Serie (1965) con Industriales: De 156-56, para un average de 359.
  • Carreras anotadas: I Serie (1962), Occidentales: 19.
  • Hits conectados: I Serie (1962), Occidentales: 40; IV Serie (1965), Industriales: 56; V Serie (1966), Industriales: 76.
  • Sacrificios de fly: II Serie (1963), Industriales: 3, conjuntamente con Tomás Soto (Occidentales)
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