El cubano que la justicia chilena debe reclamar

El ex diplomático y oficial de inteligencia Luis Fernández de Oña frente al monumento a Salvador Allende en Santiago de Chile, en el 2006.

El ex diplomático y oficial de inteligencia Luis Fernández de Oña frente al monumento a Salvador Allende en Santiago de Chile, en el 2006.

Por Juan Reynaldo Sánchez*

Hay algo que la justicia chilena debería considerar seriamente a la hora de hacerle peticiones a Raúl Castro.

El gobierno chileno anda tras la pista de al menos cuatro militantes del Frente Patriótico “Manuel Rodríguez” (FPMR) que participaron en el asesinato del senador Jaime Guzmán, en 1991, y que todo indica que permanecen prófugos en Cuba. El presidente Sebastián Piñera ha pedido recientemente colaboración a Raúl Castro para que proporcione información y coopere en llegar hasta ellos.

Los nombres que suelen mencionarse son los de Raúl Escobar Poblete (Comandante Emilio), Marcela Mardones Rojas ( Ximena), Alexis Soto Pastrián (“El Rambo”), Ricardo Palma Salamanca y, muy especialmente, Juan Gutiérrez Fischmann, “El Chele”, ex yerno del ahora presidente pro tempore de la CELAC.

Sin embargo, hay un nombre que las autoridades chilenas han excluido de esta lista y que fue una pieza clave del engranaje terrorista en Chile: el diplomático y agente de la inteligencia cubana Luis Fernández de Oña.

Fernández es un viejo topo vinculado a la subversión en territorio chileno desde los años 70, vinculado al Departamento América del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y bajo las órdenes directas de Manuel Piñeiro, Barba Roja.

Fue en funciones del Departamento América que Fernández conoció a Salvador Allende durante sus viajes a Cuba, mucho antes de ser presidente. En 1967 conoció a Beatriz Allende, hija de Salvador Allende, en La Habana y así comenzó una relación sentimental que terminaría en matrimonio poco después.

En 1970 el gobierno cubano lo asignó a la representación diplomática en Chile como encargado de negocios, ya que no existían relaciones diplomáticas entre ambos países. Tras el triunfo de la Unidad Popular en 1971, Fernández ocupa formalmente el cargo de consejero político de la Embajada de Cuba, aunque en realidad era el jefe del centro de inteligencia de la misión cubana.

Defendiendo la embajada

Aprovechando la relación con Beatriz, recibió la orientación de influir en ella  para que Allende creara un grupo de seguridad formado con gente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ajeno a los carabineros. Beatriz era la más cercana asesora de su padre y logró convencerlo para la creación de llamado Grupo de Apoyo del Presidente (GAP), del que formó parte el ahora empresario Max Marambio, prófugo de la justicia cubana.
 
Como jefe de centro de inteligencia, Fernández estuvo entre los representantes cubanos que defendieron la embajada durante el golpe militar y tuvo a su cargo la documentación confidencial a la hora de la evacuación hacia la isla.

Gabriela Gutiérrez Castro, hija del fundador del FPMR Juan Gutiérrez Fischmann y Mariela Castro.

Gabriela Gutiérrez Castro, hija del fundador del FPMR Juan Gutiérrez Fischmann y Mariela Castro.

Al llegar a Cuba, se reúnen con Raúl Castro, pues Fidel Castro se encontraba en ese momento de visita en Vietnam.

Fernández tuvo dos hijos con Beatriz: Maya, nacida en los días posteriores del derrocamiento de la Unidad Popular (el golpe militar tomó a Beatriz en La Moneda en la etapa final del embarazo), y Alejandro Salvador Allende, quien fue inscrito con el apellido materno primero en memoria del abuelo. Maya regresó a Chile y se dedica actualmente a la política, mientras que Alejandro reside en Nueva Zelanda.

Poco después de su regreso a Cuba, Fernández se separó de Beatriz y volvió con su primera esposa cubana, de quien se comenta nunca estuvo separado del todo. Beatriz terminó suicidándose de un disparo en 1977 y sus restos descansan en el Panteón de las Fuerzas Armadas en el Cementerio de Colón.

Esta es la historia conocida de Fernández, quien hoy visita con regularidad Chile sin que nadie le pida cuentas por los sus andanzas encubiertas contra la institucionalidad y el orden en el país andino.

Lo vi en compañía de Fidel Castro y Piñero en múltiples ocasiones en los años 80, preparando y apoyando acciones contra el régimen de Augusto Pinochet. Fidel Castro planteaba entonces la necesidad de  realizar una huelga general y de armar al pueblo para derrocar a  Pinochet, lo cual llevó a la introducción clandestina de armas en territorio chileno.

Las armas de Carrizal Bajo

En esta misión Fernández desempeñaría un rol fundamental. Fue él quien ayudó a traslado y arribo de armas por el poblado costero de Carrizal Bajo, en la zona de Atacama, entre mayo y agosto de 1986. Se considera la mayor operación de contrabando de armas ocurrida durante el régimen militar (1973-1990). La operación fue detectada y el grueso de las armas ocupadas por los carabineros, pero algunas pudieron entrar por otros puntos de la frontera chilena y fueron empleadas   por miembros del FPMR en el atentado contra Augusto Pinochet en septiembre de 1986.

La labor subversiva de Fernández desembocó cinco años después en el atentado que costó la vida al senador Guzmán, ideólogo de la derecha chilena y activo colaborador de Pinochet, el 1 de abril de 1991. Desde La Habana, junto al General Alejandro Ronda Marrero, de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, coordinó el apoyo logístico que necesitaba el FPMR para su operación criminal.

Por obvias razones, el foco de atención y referencia de la prensa internacional está sobre Gutiérrez Fischmann, fundador del FPMR, entrenado militarmente en Cuba y colaborador señalado en el asesinato de Guzmán. “El Chele”, que asumió la dirección del FPMR en 1990, estuvo casado con la  hija de Raúl Castro, Mariela, con quien tiene una hija de 28 años, Gabriela Gutiérrez, graduada de Diseño y empleada del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX), que dirige su madre.

¿Eslabón perdido?

Aunque el caso de los terroristas chilenos ha recorrido ya un buen trecho, las sospechas sobre su paradero en la isla se reactivaron a partir del pasado diciembre, cuando la Interpol detectó al hijo de los prófugos Mardones Rojas y Escobar Poblete, saliendo con su hijo recién nacido de Chile con destino a Cuba.

Tras ese incidente, las autoridades chilenas piensan haber hallado el eslabón perdido de la “conexión cubana” con el atentado de Guzmán, y ha reforzado la petición de la Unión Demócrata Independiente al gobierno de la isla.

Piñera aprovechó la visita de Raúl Castro a la Cumbre CELAC para hacer la solicitud oficial en nombre de la justicia chilena y dijo haber encontrado receptividad del visitante.

Pero como parte fundamental de sus reclamos justicieros, los chilenos también deberían pedir cuentas a Cuba por Fernández, hilo conductor de la desestabilización y la violencia terrorista que les llegó desde La Habana bajo la tutela de Fidel y Raúl Castro.

*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y 1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la seguridad personal del gobernante cubano.

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