Teatro cubano entre La Habana y Nueva York

Por Pedro Monge Rafuls*

Callada, pero eficazmente, desde comienzos de febrero tiene lugar un verdadero puente artístico/teatral de dos vías entre Cuba y su diáspora.

Las revistas Tablas/Editorial Alarcos de La Habana y OLLANTAY Theater Magazine de Nueva York están haciendo posible este intercambio cultural sin precedente en las artes cubanas modernas y el crédito hay que dárselo, como ha sucedido a través de la historia, al teatro.

Por más de 54 años, la cultura cubana ha estado separada en dos orillas: la de la isla y la del exilio, con cierta rivalidad y distanciamiento entre ambas. Aunque en el pasado algunos artistas o espectáculos originados en el exilio han logrado presentarse en Cuba de forma esporádica y oficial, y a su vez en Estados Unidos son cada vez más frecuentes las visitas de artistas y espectáculos isleños, lo cierto es que nunca se había conseguido un espacio común donde se intercambiaran los trabajos de los cubanos sin atender adonde viven, con el único propósito de conocerse y entenderse mejor. El resultado es que en la isla se conoce muy poco -si algo- lo que se hace en la diáspora cubana, mientras que en el exilio la mayoría de las referencias se concentran en lo que sucedió antes de 1959 o en los primeros años de la era castrista.

Un puente posible

Así, por años, se ha estado hablando de un puente posible. Sin embargo, hasta el momento ese puente había tenido generalmente una avenida única: la que viene desde Cuba hacia Estados Unidos.

Buscando puntos de unión y equilibrio, teatristas de ambas orillas logramos que entre el 13 y el 18 de febrero se leyeran en un espacio público de La Habana -el Centro Cultural Bertolt Brech- las obras de siete autores exiliados: La fiesta, de José Triana (la obra fue publicada por Rine Leal en una antología de teatro del exilio en 1991, pero nunca había subido a un escenario de ninguna forma); El súper, de Iván Acosta, una clásico que dio inicio a la corriente popular del teatro exiliado durante su estreno en Nueva York; Exilio, una fuerte y controversial pieza de Matías Montes Huidobro, que pensábamos sería imposible escucharse allí; Union City Thanksgiving, de Manuel Martín, otro clásico de la dramaturgia de la diáspora; Vida y mentira de Lila Ruiz, de José Corrales, casi desconocida en el exilio, pero de notable técnica teatral; La belleza del padre, de Nilo Cruz, el premio Pulitzer cubano; y por último Se ruega puntualidad, de Pedro Monge Rafuls. 

La idea surgió entre Yohayna Hernández, de la revista Tablas y coordinadora del encuentro, y quien escribe estas líneas, director de OLLANTAY Center for the Arts. Un proyecto concebido sin otros trasfondos que no sean conocernos y unirnos.

El evento -primero en su clase- estuvo compuesto por un público mayoritariamente joven y que fue aumentando cada día. Las lecturas dramatizadas tuvieron lugar a sala llena y todas fueron seguidas de debates con los asistentes, demostrando la avidez que existe dentro de Cuba por conocer el teatro que hacen sus compatriotas del exilio.

Jornada en Nueva York

La segunda parte de este intercambio se completará a partir de este viernes en Nueva York, con obras de autores de las más recientes generaciones, según la selección de Yohyana Hernández. Las lecturas se efectuarán en el  Roy Arias Studios & Tetares, 300 West 43rd Street; en la calle 43 y 8va. Avenida, en el corazón de Broadway.

El 16 de marzo se leerá Dos Ríos, de Reinaldo Montero, narrador y dramaturgo cubano de la generación nacida en los 50. Asistirán Omar Valiño; director/editor de la Revista Tablas/Editorial Alarcos, de La Habana; el teatrólogo Ernesto Fundora; la profesora Carolina Caballero, de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans; y los dramaturgos exiliados Iván Acosta y Matías Montes Huidobro, cuyas obras se leyeron en La Habana, estarán presentes para dialogar en un panel posterior a la lectura.

En los viernes siguientes se leerán Una obra inconclusa, de Rogelio Orizondo, y ¿Y por qué no?, de Rayder García Parajón, dos miembros del llamado movimiento de “los novísimos” (23 de marzo); Strip Tease, de Agnieska Hernández Díaz, una voz femenina de “los novísimos”, y Ignacio y Mara, de Nara Mansur (viernes 30 de marzo); y Nevada, de Abel González Melo (6 de abril).

Esperamos que este sea solo el comienzo de un largo camino en favor del teatro cubano.

*Dramaturgo cubano exiliado desde 1961. Es fundador de OLLANTAY Center for the Arts y de la revista teatral del mismo nombre. Reside en Nueva York.

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